25.5.09

un sujeto con deseos...

-Rodolfo, excepto dos o tres necesidades básicas que son inevitables para sostener la vida orgánica, como respirar por ejemplo, el hombre no es, como los animales, un ser con necesidades sino un sujeto con deseos (…) Esto es tan así que si alguien entra en un restaurante y no hay exactamente lo que quiere, se levanta y se va a otro. Porque lo que está en juego no es la necesidad sino el deseo de algo.

- Ella también dice que me ama y que no podría vivir sin mí.
- (...)Hace un tiempo hablamos de la diferencia entre el deseo y la necesidad. ¿Te acordás?
- Sí.
- (...)El amor sano no implica que alguien no "pueda" vivir sin el otro, porque eso sería patológico. Implica que no "quiere" vivir sin el otro aunque pueda, que "desea" estar a su lado porque con esa persona su vida es más plena que sin ella.

Grabriel Rolón – Palabras cruzadas – Ed. Planeta

19.5.09

actitud... unificadora


Toma una actitud SENSUAL

La actitud sensual es aquella que nos hace verdaderamente conscientes del sentir y nos invita a estar presentes con todo nuestro Ser cuando tocamos, oímos, miramos intencionalmente a alguien o algo, cuando saboreamos alimentos y descubrimos fragancias y olores en el mundo que nos rodea. La actitud sensual nos lleva a experimentar el principio de unidad que está detrás de todo lo que es vivido consciente y amorosamente con nuestros sentidos. Cuando estamos sensualmente atentos, nuestra Esencia Divina se gratifica intensamente y nos liberamos de la ilusión de separatividad.

Sugerencias prácticas para una actitud Sensual:
• No tengas miedo de sentir placer. El placer es aún mayor cuando lo sentimos con el Alma.
• Medita sobre lo siguiente: las experiencias con los sentidos (vista, oído, olfato, paladar y tacto) son directas, intransferibles y esencialmente unificadoras.
• Trata de estar siempre atento a lo que puedes descubrir con los sentidos. Cuando los cinco sentidos se tornan plenos, hay otros más sutiles a ser descubiertos y desarrollados.
• Deleítate en los sentidos maravillosos que el Creador te concedió. El mayor pecado es embotar estos dones divinos.

Estraído de: “El Libro de las Actitudes” Sónia Café
Ilustraciones: NEIDE INNECCO
Editorial: ERREPAR S.A.

18.5.09

El otro yo - Mario Benedetti - 17-05-09

El otro yo

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañama siguiente se habia suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el proposito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas . Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.

15.5.09

yo lo quiero así...

…Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente. Pero sobre todo, hacíamos el amor diariamente.
O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente.
Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente. Por último los domingos hacíamos el amor religiosamente.
O bien hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso.
Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente.
Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía,
o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo. Decíamos, entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin y que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos, con sus sillas vienesas y sus macetas de rosasté esperando la eclosión de las cuatro de
la tarde, y así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
(…) Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura.
O de noche con la luz encendida, mientras los zancudos ejecutaban una danza cenital alrededor del foco. O de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa.
Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimientos y sin sentido. Con sueño y con frío.
Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
Para envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente.
Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente. Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente. Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente.
También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando.
Y sobre todo, y por simple razón de que yo lo quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente.

Palinuro de México (fragmento) – Fernando del Paso

Te quedarás a vestir santos...

El destino se talla paso a paso
´Te quedarás a vestir santos´; ´Siempre serás un amargo´; ´Sos malo y, por eso, nadie te quiere´… mandatos sentidos como oráculos nos complican la vida en vez de nutrirla.. un oráculo es desechado a través de una decisión existencial, o cuando el ´portador´ del oráculo lo asume como propio… mandato fatalista pasa a ser parte del deseo y la identidad propios.
(…) los oráculos no son el destino, aunque pretenden serlo. Cuando el oráculo genera miedo, hay que cambiar de oráculo. Cuando genera desconrazonamiento hay que cambiarlo. Con el tiempo, los oráculos dejan de ser útiles, dejan de ser el bastón, y lo que somos y hacemos surge de la vida misma y no del mero decir de un ´otro´ oracular. Pero eso no llega enseguida; es algo que se logra viviendo y generando experiencia que supla las palabras emandas del discurso ajeno. El destino se talla paso a paso, y en su diseño está incluida la sorpresa.

Lic. Miguel Espeche en Sophia Nº 83 – Mayo 2008

7.5.09

ser pensado


Pensada por tus padres cuando deciden traerte al mundo.
Pensada por una amiga que te dice, suerte hoy en el examen!!
Pensada por otra amiga que agradece que le des un lugar en tu espacio y en el suyo.
Pensada por un hombre.


...ser pensado, es tener, tal vez, un lugar en el mundo.

2.5.09

El amor, el deseo y el sexo en los tiempos del web -veo

•• EL AMOR
Paula es una hermosa mujer de cuarenta años. Es una exitosa profesional. Trabaja de manera eficiente y responsable todos los días. Vive aún con sus padres, mayores, a quienes sostiene sacrificialmente. Si bien ellos se encuentran en una buena posición económica, no obstante Paula siente que su deber, su obligación es la de ayudarlos a tener una vejez digna.
Al entrar saluda a su analista con un beso y automáticamente, como cumpliendo un ritual, se recuesta en el Ches Long que hace juego con el sillón Henry Miller en el que distendidamente también se recuesta su terapeuta apoyando los pies, como corresponde, en la banqueta que hace juego, a la manera de un avezado cowboy observando los paisajes imaginarios que cada día sus analizantes dibujan con sus relatos, como si esa posición le evocara los westers de su lejana infancia.
Paula relata que hace meses está chateando con dos hombres. Uno se llama Guillermo y el otro José. Con Guillermo manifiesta tener una historia de amor, con José es solo cyber sex, expresa que le da vergüenza contar esto.
Relata que Guillermo le escribe hermosas poesías. Con un vuelo metafórico que la hace soñar. Es un romántico. Se nota que además de ser un excelente escritor, es un apasionado lector. Le envía poemas de Borges, de Neruda, de Benedetti, cuentos de Galeano, de Juan Gelman, y también de autores clásicos de la literatura universal. Cada vez manifiesta sentirse más enamorada de él.
Con José es solo sexo, una calentura y una masturbación compartida que se eleva a territorios insospechados. Es como una historia secreta. Ninguno sabe del otro.
La interroga acerca de qué piensa hacer con estas historias. Responde que está todo bien así para todos. Nadie da ningún paso para verse personalmente.
Por otra parte Paula se queja reiteradamente una y otra vez de su soledad, de estar perdiendo el tiempo, de no poder formar una pareja, tener hijos, construir una familia. Tras estas quejas, vuelve sobre su cansancio en la dura misión de cuidar a sus padres.
Su analista le señala si no pensó que ambas cuestiones estaban relacionadas. - ¿Cuáles?, pregunta Paula con su Belle Indiferance habitual,
-Creer que tiene que sostener eternamente a sus padres y vivir historias virtuales que no pasen a lo real.
-Nunca lo había pensado responde,…
Ante lo que nuestro terapeuta da por finalizada la sesión.

•• EL DESEO
Toca el timbre Guillermo, hombre maduro de cincuenta años, casado, con dos hijos, empresario, con un matrimonio de veinticinco años. Ha manifestado no haber estado nunca enamorado de su mujer, se ha casado para cumplir con el mandato familiar, no obstante siente mucho afecto por ella y respeto, expresa que ha sido una excelente madre. ¿Excelente madre? Alguna vez su analista interrogó subrayando esa afirmación.
Tras recostarse en el diván cuenta que continúa con las dos historias chateando. Con Paula y con María. Hace meses que con ambas se divierte, se enamora y se apasiona de manera diferente. Lo que compensa el aburrimiento que siente en su vida conyugal.
Con Paula es un amor romántico. Dice sentirse como uno de aquellos antigüos caballeros del Amor Cortés, que le escribían y cantaban a la dama en su inaccesible balcón, como una suerte de Cyrano de Bergerac. Paula le inspira leerle poesías, escribírselas, enviárselas, pronunciarle palabras de amor. Dice que es la mujer de sus constantes pensamientos. Pues si las mujeres quieren que los hombres les hablemos de amor, el está dispuesto a crear todos los versos que el lenguaje le permita, para expresar lo que de todas maneras es inefable, su encendido y romántico sentimiento.
Aquí nuestro analista interviene interrogando si solo lo suyo es ‘hacerle el verso’, si no pensó en consumar dicho amor de una buena vez, y por fin encontrarse.
Ante lo que Guillermo manifiesta que el amor entre ellos se consuma así, para que no se consuma como su desdichado matrimonio, y que el encuentro es así, no necesita, al menos por ahora otra clase de encuentro. Esta esperanza lo mantiene vivo, como nunca pudo sentirse.
Guillermo relata que con María es muy diferente. Hacen el amor on line, hacen cyber sex, chateando, llegan a excitarse y acabar juntos. Expresa que pensó comprar una web cam y un micrófono, pero prefiere no hacerlo para no arruinar la fantasía. Así con el chat es suficiente, - mi imaginación es mucho más fluida y rica que cualquier realidad, manifiesta.
También el terapeuta interroga si no pensó en conocer a María personalmente, ante lo que Guillermo responde que prefiere que sea así, manteniendo todas las historias como están, así por lo menos el amor con Paula y el deseo con María permanecen indelebles e inalterables, no se degradan y mueren como su matrimonio. Expresa que este es un estado ideal en el que tiene todo, puede todo y nada pierde.
El analista interviene trasmitiendo que esa es una ilusión. Que aparentemente no perdiendo nada, tampoco termina teniendo nada realmente. Ante lo que decide dar por finalizada la sesión.

•• EL SEXO
Toca el timbre José. Se trata de un adolescente de 17 años. Con una seria problemática de indefinición sexual. Vive aún con sus padres y su hermano menor. Tiene marcadas inclinaciones homosexuales habiendo vivido alguna que otra experiencia en boliches gay. Le gustan los hombres. Aunque también siente atracción por algunas mujeres, las mujeres fálicas, que tienen algunos rasgos masculinos. Como le cuesta mucho definirse aún oculta a sus padres toda manifestación posible de heterosexualidad para que no se ilusionen, y toda manifestación posible de homosexualidad para que no se decepcionen. Sus padres tienen un matrimonio aburrido y desdichado, por lo que sospecha que seguramente ambos deben tener historias ocultas. Siente que por la insatisfacción de su madre con su marido, se le viene encima a él. O que su padre más que como hijo lo toma como un amigo al que le relata sus aventuras sexuales.
Tras sentarse en el escritorio, porque aún se encuentra en el proceso de entrevistas preliminares al análisis, relata que está muy excitado porque está experimentando cyber sex con un hombre y con una mujer. Dice que se llaman Guillermo y Paula. Para Guillermo es María y para Paula es José.
Expresa que es divertido como, actuando ambos personajes logra excitarlos y excitarse, relatando pormenorizadamente como se desviste con ambos, y como logra que ellos se desvistan, se toquen, se calienten hasta horizontes insospechados, logrando con ambos diferentes cualidades de goces y de éxtasis. Dice en broma que ambas son ‘experiencias religiosas’.
Tras dejarlo desarrollar su apasionado relato, nuestro analista le interroga porqué no los ve y vive esa pasión personalmente, ante lo que José-María, o María-José responde que está bien así para todos, teme ir por más y no saber con qué se puede encontrar, tal vez, dice en broma, como una suerte de cruel ironía, ‘con unos estúpidos viejos calentones’, seguramente lo real no va a estar a la altura de lo virtual.
Entonces su analista interviene señalando si en su indefinición y en lo virtual el no se estará quedando finalmente, con ‘sus estúpidos viejos calentones’, ante lo que da por finalizada la entrevista.

Lic. Eduardo García Dupont
En http://www.psipolis.com.ar/literatura/sexo.htm

Pensamientos malos que me envenenan ♫

Temores, suspiros, quebrantos
que traen el llanto
Deseos,
esa extraña fuerza que me povoca, aaayayay!!
Palabras,
Que se las lleva el viento y son de mi boca
Pensamientos malos que me envenenan ♫
yo quiero librarme de esta condena

Y encender esa luz
que llevamos dentro...
Destellos, conectan lo puro
que llevo dentro
Sonrisas
calor y dulzura pa mis adentros ooayayay!!

Miradas, que rozan la punta el entendimiento
pensamientos puros que me liberan
lleno de bondad y buenos sentimientos
Y encender esa luz
que llevamos dentro...

chambao - camino interior
http://www.youtube.com/watch?v=FXlw1d_SJQ0

Maridos de pantalón corto

Hay conversaciones entre mujeres que suenan equívocas. Escuchemos. Una dice "el mío es muy desordenado". Otra cuenta: "el mío es insoportable cuando está enfermo y tiene que quedarse en cama". Una tercera agrega: "el mío es capaz de no hablar con nadie en todo el día porque perdió en el fútbol". Sigue la cuarta: "el mío, si no le preparo el plato que a él le gusta, no come". Llega la quinta: "el mío se va con los amigos y se olvida, lo espero con el corazón en la boca y cuando vuelve y me ve así, me miente".
Cualquiera juraría que hablan de sus hijos. Pero he comprobado que muchísimas veces este tipo de frases describe...al marido. Y escucho con frecuencia la queja entre decepcionada e impotente de mujeres que dicen "yo quiero que mi marido sea mi marido, no un hijo más".
¿Por qué razón quien un día fue el seductor de su mujer pasa a actuar como hijo de ella? ¿Cómo un hombre que en su vida social, profesional y pública puede lucir seguro, resuelto, exitoso, tiene en su vida de pareja el comportamiento de un chico? No es un misterio. A los varones se nos prepara para "hacernos hombres" en la vida laboral, en los deportes, en la política, en la calle, en la sexualidad. "Hacerse hombre" en esos aspectos significa aprender como se pueda, aunque sea solo, pero no dejar de saber y de demostrarlo. En cambio, no existe la misma presión (ni estímulo) para el desarrollo emocional, sentimental y afectivo. Así como nos las arreglamos para sobrevivir en nuestros territorios "naturales", somos bastante ignorantes, precarios e ineficaces cuando se trata de manejarnos en situaciones en las que está en juego la trama más sutil y delicada del vínculo.
Nuestros padres, en general, no supieron comunicarse emocionalmente con nosotros, mostrarnos su propio mundo interior, ofrecernos la guía de su propia conducta (abierta, explícita) en materia de afectos. Y nuestras madres a menudo cubrieron ese vacío con sobreprotección ("no me toquen al nene, pobrecito mi ángel") y con sobredosis de emocionalidad femenina. El resultado es inmadurez en la evolución de nuestra interioridad. Entonces, en situaciones domésticas o de intimidad, solemos actuar como chicos. ¿Y quién es nuestra mamá en ese caso? No es necesario que le cuente la respuesta a la mujer que está leyendo estas líneas.
Ahora bien, me resisto a hablar de "masculino" y "femenino" como de dos polos antagónicos y de varones y mujeres como de víctimas y victimarios (o viceversa). Creo que somos partes de un todo que nos involucra. Las mujeres que se quejan, con hartazgo y con razón, de tener maridos que se han convertido en hijos, ¿están seguras de que no se manejan con ellos con actitudes maternales? ¿No son educadas las mujeres, a su vez, para estar atentas a las demandas de los varones, primero en la persona de sus hijos, luego en la de sus parejas? ¿No existe una especie de dependencia femenina hacia los humores y caprichos masculinos que, finalmente, sólo conduce que se refuercen las conductas infantiles del uno y las maternales de la otra? La respuesta más sincera y vivencial sólo puede provenir de las propias interesadas.
Sería muy fácil, y bastante irresponsable, para un hombre decir que son las mujeres las culpables de este fenómeno porque "después de todo ellas nos crían así". Y también sería poco útil para ella misma que una mujer lea esto y saque como conclusión que "es verdad, somos nosotras quienes los educamos". El mejor camino para llegar a vínculos de pareja dultos, maduros y responsables es trabajar simultáneamente (pero no juntos ni amontonados) en lo que cada uno debe transformar. Los hombres, involucrarnos más con nuestros aspectos emocionales y los de nuestros hijos, hacernos cargo de esa exploración, no creer, erróneamente, que es "cosa de mujeres". De lo contrario seguiremos siendo seres infantiles por mucho lustre que nos demos en lo social, y nuestros hijos actuarán luego como hijos de sus mujeres. En cuento a ellas, quizá se trate de fortalecer su autonomía y su independencia para no quedar atadas, por temor al abandono, a un hijo no deseado: su propio marido (o novio, o amigovio).

Por Sergio Sinay
http://www.sergiosinay.com/

El deseo es...

::histérica: 2 caras
"histérica perversa y la gentil"... no se trata de 2 personas diferentes sino de una misma persona... en todo momento podrá enarbolar esa consigna "nadie me quiere"... que es: "nadie me quiere, de los que yo desearía que me quisieran"... "lo que quiere no lo tiene y tiene lo que no quiere"... un perfecto histérico... la histérica no ama a quien la quiere... ama a otro, a alguien inaccesible.... la insatisfacción.... esa especie de reserva que existe en el espíritu de muchas histéricas..."estoy casada, quiero a mi marido, pero en realidad yo sabía dde el ppio que él no era el hombre ideal"... queda un lugar para la idea de que podría haber encontrado algo mejor"...

::¿qué se dice del deseo de la histérica?
"... expresar que un deseo permanece insatisfecho es, la mejor manera de probar que ese deseo existe... darse cuenta de que un deseo existe tal vez implique gozarlo, y satisfacer ese deseo tal vez signifique perderlo -al menos por un instante- y perderse al mismo tiempo.
".. el goce del deseo que no siempre es consciente es algo que perdemos en el momento de la satisfacción del deseo... diferencia entre placer y goce... el goce está más allá del placer...


…a partir del momento en que asumimos el riesgo de perder, adquirimos al mismo tiempo la posibilidad de ganar.
... superar la decepción amorosa, puramente narcisista, o sea la decepción que resulta de aquello de descubrir que el otro no es nuestra imagen... aceptar una imagen incompleta es renunciar a buscar en el otro nuestra propia imagen.
Creer en un único amor es evidentemente una mistificación... necesaria para el mantenimiento de ciertas instituciones... Esta mistificación es la que hace a la creación amorosa tan dificil y a menudo imposible, por la exigencia de garantías de duración.


El deseo es por definición insatisfacible.


Israel,L. 1976. El goce de la histérica. Imago.4. Buenos Aires

1.5.09

un fuego!



Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior, no las podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender una de las cerillas. Por un momento, nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción.

Laura esquivel

Dibu extraido de: http://www.julietaarroquy.blogspot.com/